Entonces... ¿qué somos?

Entonces… ¿qué somos?

Seguramente has escuchado el término “alianza estratégica”, el cual podemos definir de manera práctica como un concepto para referirse a una persona o empresa que se encuentra dentro de la cadena de valor de tu negocio y que se une a otra compañía para apoyarse en alguna tarea, lograr un beneficio común, sacar adelante un sector o luchar contra un competidor más fuerte, es decir, que por estrategia te conviene tenerlo a tu lado para lograr tus metas.

Normalmente los primeros en ser nombrados “aliados estratégicos” son los proveedores de servicios de la organización, ya que son de quienes más dependen para continuar con sus actividades.

Sin embargo, recibir este título no significa que mágicamente se les tratará como un verdadero aliado o que realmente se busca tener una relación de crecer – crecer sin querer sacar algún provecho económico de alguna de las partes.

Por lo tanto, para identificar si efectivamente estás siendo tratado como un aliado pon mucha atención a los siguientes criterios:

1. La manera en que se comunican:

Ya sea que hables con tu socio de forma presencial o por algún medio escrito, éste debe evitar utilizar palabras como: exijo o demando, al querer que se lleve a cabo una acción de manera inmediata, pues lo anterior sugiere que un miembro tiene más derecho que el otro a presionar por la obtención de resultados; lo cual no es factible en una alianza donde ambos tienen el mismo valor.

Más bien aprovechemos otros verbos que nuestro léxico nos regala como: aconsejar, sugerir, exhortar, solicitar y pedir.

2. El tiempo que espera una respuesta después de haber generado una pregunta:

Normalmente cuando en una empresa surge una duda o se coloca sobre la mesa de discusión un planteamiento, se pide un espacio para evaluar las opciones que existen para responder a ello.

La duración de este momento puede ser de unos segundos hasta un par de días dependiendo de la complejidad del asunto y puede ocurrir que la desesperación de una de las partes lleve a realizar comentarios como: “estás muy lento”, “no creo que estés tan preocupado como yo”, “urge que me atiendas”, entre otros.

3. Las frases que usa para dar a notar que está molesto.

Los estados de ánimo de las personas suelen reflejarse de distintas maneras, una de las más comunes es mostrarlo a través las frases que intercambiamos con los demás. Si tu aliado usa alguna de las expresiones siguientes: “te castigaré por esto”, “deja de perder el tiempo” o “la próxima vez…”

Lo ideal en estos momentos es explicar la razón del enojo en lugar de demostrarlo (e incluso reclamar), para poder llegar a una solución y no a una discusión.

4. Lugar y fecha de las reuniones.

Por muy ridículo que suene esto, el que un miembro siempre vaya a las instalaciones del otro o se tenga que apegar al horario del aliado sin objeción alguna, marca una enorme brecha entre ser un proveedor de servicios más o un aliado de suma importancia para desdoblar el negocio.

Y esto por sólo por mencionar algunos de los puntos que más hacen resaltar la categoría de la relación comercial en la que se encuentra.

Sigamos el dicho de: “no hagas lo que no te gustarían que te hicieran” y recordemos que aunque nadie es perfecto y las relaciones entre aliados estratégicos menos, debemos buscar siempre mantener un ambiente de igualdad entre las partes, porque al final de cuentas el punto de este concepto es que se necesitan tanto el uno como el otro.

Leave a Reply

Your email address will not be published.